E.S.M (En sus manos) – Lina Marcela Gantiva Amaya

En sus manos: índica que ahora está en posesión y bajo su responsabilidad. Del Humedal de Córdoba a sus manos. De sus manos vino, a sus manos va. Aquí, un poco de lo que cosechamos.

Plástico, Icopor, ropa, zapatos, residuos de construcción.

Textos de los jurados de Tesis

Paulo Licona

Al recibir el documento sobre el proyecto E.S.M me encontré en similitud y apariencia con un catálogo o facsímil promocional del éxito en el que se ofrecían productos (desechos, basuras recolectados en el humedal Córdoba, la primera impresión fue ver todo un trabajo sobre encuentros fortuitos, animados por la cercanía de un lugar que se busca salvaguardar como refugio ecológico y que por ende Lina intenta en su recolección hacer visible el asunto y poder colaborar en su preservación, y en el avance de sus visitas va juntándose con otras gentes para dicha gestión, el catálogo se presenta como un popurrí de elementos que podrían ser comprados de nuevo en algún “lugar”.

Pero gran sorpresa me lleve al ver una simulación de tienda sin vigilancia, sin cajeros, sin animadores que invitaran al lanzamiento del local o negocio en cuestión.

La disposición de los elementos aludía en buena postura a una tienda con una góndola y estanterías bien parecidas y bien logradas en sus recursos basuriles, pero otra sorpresa; ¿no tenían precio, por más enamorado que estuviera de un par de bolas de tennis me sentí timado, nadie me ofreció tan sucio producto, frustrado en todas las intenciones y aunque se viera una labor y cierta diciplina en la recolección, el proyecto no correspondía a su propio imaginario, y por qué?:

Creo que la labor se abona, pero pareciere que el proyecto se quedó en la intención, algunas o varias circunstancias desviaron la diciplina y terquedad para su desarrollo, olvidando la multiplicidad de posibilidades que ofrecía el mismo, la sensación de resolución de último minuto es evidente y ojalá continuara con real observación y detenimiento jugar con lo acumulado, para realmente poner en cuestión el o los problemas y preguntas que dejo en la superficie.

Pude emocionarme con el cumulo e imaginarme todo un espectro de maneras que, aunque sean mías, puedo compartirlas, porque, aunque se tenga una intención, esta no funciona si no se trabaja desde su entrega total.

¿Como pensar el artificio?, ¿que quiero compartir?, donde?, como devolver lo aprendido, ¿lo recolectado?

Snyder Moreno

“Fufu es un ser joven y volátil, algunos dirán que se distrae con facilidad, pero no, se la pasa observando cada parte del mundo como si fuera única, como si allí se encontrara la verdad del todo, se detiene en el más minúsculo objeto para ahondar en sus materiales, moléculas y átomos. Fufu tiene la habilidad de hallar el universo en la más mínuscula partícula de polvo. Fufu no es un ser humano como nosotros, está compuesto enteramente por agua, la cual, al condensarse crea delgados y resistentes tejidos. Sí, Fufu es transparente como el agua.”

 

Fufu es el personaje de un texto que Lina escribió hace un par de años en las primeras sesiones de nuestra clase “Arte, espiritualidad y sanación”, he decidido traer a Fufu a este presente, porque siento que Fufu hace parte de Lina.

 

Al igual que Fufu, Lina está conectada con el agua, pues ella misma es agua, fluye entre los humedales como su fuera su espíritu sanador, sí, Lina también tiene la habilidad de sanar, sana con sus manos. Y hablando de manos, en este proyecto “En Sus Manos” Lina nos ofrece la posibilidad de desarrollar también el poder de sanar con las nuestras. ¿Y qué significa “sanar” desde los planteamientos de Lina? Sanar significa hacerse responsable. Responsabilidad es una palabra que se deriva del verbo latino “respondere”, que significa “responder”, para Lina, sanar es responder ante nuestras propias acciones.

 

En este proyecto, Lina conjuga preguntas sociales, planteamientos ecológicos, elementos espirituales y una gran voluntad de hacer con sus manos. Presenta una serie de paisajes del antropoceno, vestigios plásticos de una tragedia ambiental, como si una avalancha lo hubiera cubierto todo en lodo y cenizas, como si estuviéramos en el museo de sitio de un pueblo fantasma.

 

La primera vez que entré a la sala se me vino una frase a la mente “¡Que valiente eres Lina!” y es que se requiere valentía para ver el trauma a los ojos, y aún más, para adentrarse en él, y muchísimo más, para actuar ante estas circunstancias. Gracias Lina por ser clara como el agua, por devolverle esa claridad al humedal y a nosotros mismos.

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