“Vestiré de blanco” es la reproducción física de los objetos característicos de una boda, y pretende satisfacer cierto deseo nupcial de la artista. No es muy claro si la obra se aproxima más a lo instalativo, a lo plástico, o lo performático, pero se sabe que con su ejecución, más allá de salvar a ~la novia~ del matrimonio, acaricia la recalcitrante fantasía por el casamiento.
El montaje cuenta con elementos producidos en parafina, yeso, estuco, plata, lienzo, y múltiples velos, piezas hechas por las manos de ~la novia~ o intervenidas por ella. La artificialidad que suponen ya sea por los materiales que las componen, o los mensajes que divulgan, busca criticar esa ausencia de la contraparte masculina en la ceremonia, y reexaminar ese final narrativo que pretende la boda para el individuo femenino.