Esta obra es una instalación, su intención principal es explorar mi interés por la cocina y mejorar mi relación con la comida. En esta obra hablo sobre la individualidad y la comunión que trae el acto de comer, el ritual del bocado y la violencia de este, mostrando una relación turbulenta con la comida.
La instalación estará compuesta por una mesa servida con puestos y sus respectivos platos, cada uno de estos es de un material diferente y tiene una historia distinta y estará acompañado por un texto que explique la intención de cada plato. La mezcla de materiales y las historias crean un juego en el acto de comer, enfrentándome a la imposibilidad de comer objetos inservibles.
¿Cómo se come si eres mala para comer?
En un ambiente lúgubre y cálido hay una mesa de 23 puestos. En cada puesto hay un servicio diferente: una serie de objetos individuales dispuestos para que cada participante -potencial comensal- tome posición, mire y piense. Yo, potencial comensal sin comida, pensé en ella, en el servicio, en la comunión, en lo bello, en lo imposible y llegué al cuerpo. Al cuerpo contenedor y contenido, lleno y vacío, sirviente y servido. En cada puesto había dispuestos una serie de objetos/historias, todas diferentes, hechas o seleccionados con una sensibilidad conmovedora. Cada silla, también todas diferentes, venía de algún comedor de alguna casa en la que se habrán sentado a comer algunas personas, unas con hambre y otras con rabia. Otras no comieron. En uno de los puestos estuvo la artista, ingiriendo uno a uno granos de arroz cocinados. La miramos comer, y miramos al tiempo entrando a su cuerpo. Era una mesa con todo, alimenticia y sin comida. Cuerpo presente, alimento ausente, salí llena, y con algo de vacío.
Felicitaciones de verdad.
Queridos todos tus “yos” y todos tus “mis”,
Quiero dirigirme a cada faceta tuya que se ha entrelazado con los míos, formando así un tapiz único de humanidad. ¿Eres consciente de la magnitud de tu impacto? Has abierto las puertas de la inclusión para millones de seres, brindándoles un lugar en la mesa. Has desafiado nuestra comodidad. Tu energía vital ha dado forma a la materia, creando una manifestación majestuosa, precisa, vulnerable, poderosa, valiente y determinada.
Agradezco tu existencia, agradezco tu creación que le dio voz a mi voz.
Con amor y gratitud infinita.,
Ana María Muñoz Vega