¿Cómo morir sin matar al cuerpo? A través de una instalación con piezas hechas de materiales naturales y diversas clases de tejido, el proyecto busca enfrentar al espectador con su propia muerte y estimular una conversación alrededor de sus preconcepciones alrededor de ella. La muerte está en nuestros cuerpos, en la sangre, la que derramo y la que palpito. La muerte es la lágrima de luna roja de la que nací, la que se derrama por mis piernas, la que lloro y la que sale al gemir. La muerte está en la vida.
El proyecto de grado de Salomé Rubio, ̈Lagrimas de Luna Roja, Un grimorio curandero ̈. Es una inmersión a lo profundo del ser, un camino desfibrando voces del inconsciente para poder hilar con maestría a través de distintas materialidades, una sabiduría primigenia y al mismo tiempo ancestral, entregándose al final, con humildad, con un corazón más fuerte y que irradia dicha, a la esencia, al hogar, a la tierra.
El proyecto ofrece sin duda alguna, singularidad, una voz propia, una profundidad y una extensión que solo lo logran el compromiso y la entrega.
Es relevante en el mundo del arte, en cuanto a que desvela el alma desde la vulnerabilidad, y es lo que en tiempos de fuertes movimientos como especie, lo que nos hace sentir conectados, nos genera empatía, nos invita a mirar adentro con honestidad, evidenciando una libertad después de un viaje doloroso pero al final humano y con el que todos nos podemos identificar fácilmente.
Es un proyecto arriesgado, al que no le hace justicia el tiempo para alcanzar a entretejer la profundidad que conlleva, y de todas maneras partiendo de las fibras del papel, de una urdimbre sostenedora, de una tintura que viene del vientre, de unas uñas desgarradoras que hablan con lo descompuesto, de un ojo que hace pares y comprende, de una voz que grita y también es silente, puntada a puntada el proyecto desde todos los medios, lleva al espectador por un camino coherente, lográndolo atarrayar en un mar profundo hasta quedar sin aliento, solo para poder ser devuelto a la orilla, con una claridad, un brillo, y así por fin poder tomar aliento, descansar y casi que festejar el encuentro con la sincronía del gran tejido que es la vida, en la que somos el todo y también somos uno.
Una vez revisados los distintos componentes del proyecto de grado de la estudiante: su documento escrito, su trabajo poético – instalación plástica y su presentación oral, la cual incluyó respuestas a algunas de las preguntas realizadas por esta evaluadora, se destaca la contundencia de su desarrollo procesual en relación a las cuestiones que detonaron el trabajo, referido esto al profundo compromiso en el trayecto formal y conceptual del proyecto, a la apertura, honestidad e intensidad de sus acciones, a la coherencia y consistencia de sus decisiones y a los hallazgos de una poética propia, que dan cuenta de una personalidad artística genuina y de un rigor académico vigorosamente reflexivo.
El proyecto de grado presenta conexiones con preguntas profundas en el campo que intersecta el arte y el género, así como otras relativas a las corporalidades, la espiritualidad, la Ecopolítica, la transformación (o caída) respecto al paradigma del pensamiento occidental, colonial, androcéntrico y heteronormativo, asuntos todos de gran interés para las discusiones actuales, no solo en el terreno del arte sino de la cultura y el pensamiento académico contemporáneo.