Que extraño es sentir…
Que extraño es mostrar lo que no sientes…
Y es aún más extraño reprimir aquello que siente tan natural…
Que extraño es ser consciente de lo que uno es, lo que lo compone, lo que lo construye, lo que se necesita, lo que se desea, y aún más extraño hacer una obra al respecto. Una obra instalativa que explora la idea del autorretrato no desde su concepto tradicional, sino visto desde las emociones, las sensaciones, y los vínculos que se generan entre objetos simbólicos y las personas que nos impactan. A partir de la pintura, el grabado, y el uso de hilos y de una paleta de color radiante sobre fragmentos de espejos, se pretende hacer una representación de estos tres seres que habitan en la mente y que influyen sobre nuestras relaciones, memorias, y general en nuestra forma de ser y actuar.
Lo extraño y confuso que es sacar del cuerpo y de la mente los deseos, las normas internas y las necesidades primitivas, todo lo que implica sentir, reprimir y moralizar.