Todos alguna vez hemos pasado por un evento traumático que nos ha dejado una herida, no importa si es grande o pequeña, muy dolorosa o relativamente suave, siempre será algo que habitará en nuestra memoria. Sin embargo, a diferencia de una herida física, sanar el dolor que no podemos ver puede llegar a ser más complejo. Porque cuando se habla de un trauma no se puede distinguir donde está el daño, solo te sientes mal.
Pero…
¿Qué ocurriría si este tipo de padecimiento se manifestara de forma física?…
Esta instalación de técnicas mixtas consta de tres figuras principales de madera intervenidas con acrílico, tres dioramas y un objeto encontrado intervenido que tiene como objetivo materializar las sensaciones de sentimientos como tristeza, rabia, decepción, ausencia y pánico. Historias de un Alma Fragmentada busca ponerle cara a esos eventos traumáticos para poder enfrentarlos mas fácilmente.
A través de unos dispositivos escenográficos, Laura ha decidido retratar los personajes de unos relatos, entre autobiográficos y ficcionados, que evidencian mucho dolor, un dolor interno causado por muchas circunstancias que se refleja en heridas, laceraciones externas y mutilaciones de los cuerpos pintados. Las imágenes combinan estéticas de ilustración infantil, manga y gore, y están pintadas sobre maderas recortadas que pretenden generar planos de profundidad. Este recurso teatral podría explotarse en mayor medida incorporando más figuras y distanciándolas, creando algunos planos adicionales, incorporando figuras del paisaje. Los fondos, por ejemplo, están realizados sobre unos paneles con formatos y posiciones que no se adecúan del todo a las formas, y evidencian un tratamiento más ligero que afecta la mejor ejecución de las figuras de primer plano. Los llamados “interludios”, que presentan pequeños dioramas con objetos encontrados, más casualmente compuestos, pero con igual dramatismo, podrían también estar mejor “enmarcados” en sus cajitas contenedoras, para mayor impacto y mejor presentación. Asimismo, los rótulos de “actos” e “interludios” y sus respectivas numeraciones, deberían estar mejor concebidas para superar la estética escolar.
Por lo demás, el texto de sustentación y los relatos fabulados que suscitan las imágenes están bien redactados y son motivación legítima y suficiente para la realización del proyecto. Queremos creer que su realización ayude a sanar heridas del pasado.
–Juan Mejía